¡¡Otro delirio!!
Estaba Aristóteles caminando hacia la plaza principal de la ciudad cuando ¡apareció un cerdo volador!
—¡Oh Dios! ¡Esto va contra la Teoría de la Gravedad!
Entumecido por el pánico agarró un rifle y le apuntó al cerdito que cantaba “Tú lo que estás viendo es un video censurado chu chu chu chu chu!”, pero, al no haber descubierto aún la pólvora, lo agarró de la punta y utilizó el mango con violencia en él.
—¡Únete a las reglas del universo sublunar, cerdo desgraciado!
El pobre cerdito escapó limpiamente a los golpes hasta que Aris se cansó y salió corriendo en busca de un cañón.
—Uf —suspiró el cerdito— ¡Qué filósofo más obsesivo! —exclamó y siguió cantando con inocente felicidad.
Sin embargo, los dioses griegos se enfurecieron con su canción y enviaron desde el inframundo a Ares, dios de la muerte. ¡OH DIOS!
—Camon, gente —tartamudeó el cerdito—, digo, dioses, sáquenme a este tipito.
Un rayo cayó del cielo, aterrizando peligrosamente cerca. Aris reía divertido.
—¡Sométete! ¡Sométete a las leyes de la Física! ¡Muajaja!
Ares trajo un conjunto de murciélagos para matarlo.
—Las ratas voladoras tampoco son lógicas —advirtió Aristóteles.
—¡Son murciélagos, ciego! —exclamó Ares indignado.
—¡No me importa! ¡Sigue las leyes, Ares, síguelas! —respondió el físico y con una bomba nuclear dejó ciegas a las ratas voladoras y de ahí que los murciélagos no puedan ver y que Aristóteles haya muerto por graves quemaduras de rayo.
—Ok, ahora me tocas tú, cerdito.
—¡OH DEOS!
—¡Hablo griego, no latín, ignorante!
—¿¡OH DIORUM!?
—Se, se. ¡Ahora sufrirás la ira de tus dioses!
—Pero, ¡yo creo en las hadas! ¡Creo! ¡Creo!
—Este, maté a Peter Pan ayer, amigo.
—¡Oh Diorum! ¡Por favor!
—¡Cállate! ¡Es la hora de tu muerte!
—¡Déjame en paz! –imploró el cerdito con un acento raro— ¡Déjame vivir!
—Si lo hacemos más rápido, mejor…
—¡Pero yo no quiero hacerlo contigo! ¡Es feo!
—No lo es, créeme.
—¿Cómo puedes saberlo?
—¿Crees que nací gay? No, amigo, yo era como tú, pero el hombre de mi vida llegó y…
—No necesito que me cuentes más, cariño, mátame. ¡Ahora!
—Jeje, ahora no quiero, muajaja.
—¿Entonces qué haras?
—¡Muajajajajaja!
—No… NO. ¡NO!
—Sí… SÍ. ¡SÍ!
—¡¡NOOOOO!! ¡No me violes!
—¿¿Eeeehhhh?? ¿Quién habló de violarte? Yo solo iba a… ¡muajaja! ¡…Torturarte hasta la muerte! ¡Muajaja!
—¡¡NOOOOO!!
Ares esbozó una sonrisa malévola y, unos segundos más tarde, el cerdito había desaparecido de la faz de la Tierra.
—¡Maldición! ¡Estúpido cerdo! ¿Cómo diablos lo hizo?
—¡¡Lo hice porque soy un cerdo vampiro!! ¡¡Y aún hay maaaás!!
—¡OH DIOS! ¡OH MI DIOS! ¡OH MI SANTO DIOS!
Ares levantó una ceja y miró a Clístenes, que mágicamente había aparecido a su lado.
—¿Podrías parar de gritar como una niña, por favor?
—Lo siento, amo y señor.
…
Jejeje, sin comentarios. Solo he de aclarar que esto fue producción de la hora de Física y que ningún animal ha salido lastimado en la escritura (solo Aristóteles xD) ni nigún apunte ignorado por nuestra alta capacidad de delirar y prestar atención al mismo tiempo (es decir, la mía y la de All de tomar apuntes y la de Mell de copiarlos) (sin ofender, mell ^^)
Los colores:
Mell -->Verde
All --> Naranja
Yop --> Amarillo
Besotes,
Vall ^^
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